Comienza la cuenta atrás, y ... ¡ZAS! Latigazo en el ligamento.

Ya falta poco para comenzar mi peregrinaje a Santiago de Compostela. Los últimos pasos, el último esfuerzo para prepararme físicamente ante tan ansiada experiencia.
Preparo mi mochila con 4 ó 5 kg más o menos de cosas (bricks de leche, agua, latas de pepsi, etc) y me dispongo a pasear por mi carretera habitual dirección Montilla. 6 km de bajada y otros 6 de subida, con un desnivel de 200 metros. Como veis, nada del otro mundo. Un paseo como muchos otros que me hago a menudo desde que comencé mi preparación.
Buén ánimo, algo de calor extremo (30 ºC pero para mí eso no es nada, soy del sur de pura sangre), y a andar...
Cuando llevo unos 7 km más o menos... ¡puf! Comienza a molestarme el ligamento de la rodilla.

Continuo andando despacito, sin prisa, sin forzar demasiado el ligamento, y el pinchazo aumenta, aumenta, aumenta...

A 2 km de mi casa, tuve que llamar por teléfono a mi padre para que viniera a por mi, porque me quedaba la tan temida "Cuesta Blanca" que hubiera terminado por lesionarme definitivamente.

Mi ánimo frustrado. Quedan escasos días para mi viaje y mi ligamento aún no se ha fortalecido. Mañana lo intentaré otra vez, esta vez con la rodillera en la mochila por si acaso.

¿Llegaré a Santiago o tendré que buscar un taxi a mitad de camino?
¡¡¡Madre mia!!!!!

Mañana os contaré...

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