CRÓNICA DEL CAMINO. Día 11. Etapa 9, O Cádavo Baleira- Lugo



¡LUGO! ¡LUGO! ¡POR FIN LUGO!!!!!
En momentos como este en el que escribo el diario no tengo fuerzas para nada (esta frase la escribí en mi cuaderno tumbada en el albergue y totalmente rendida, y he querido reflejarla tal cual la escribí).

Esta es una etapa buena. Las subidas y bajadas son suaves, hay grandes llanuras, y en general es una etapa sencilla. Pero taaaaaaaaaaaaaaaan larga... Ya nos lo advirtió ayer una chica en O Cádavo, que se hace pesada porque parece que Lugo no llega nunca. Y es cierto.
Cuando dejas el campo y ves Lugo (o parte) al fondo, piensas que ya estas ahí, y Lugo no llega. Pasas varias urbanizaciones que supones son anexas, y Lugo no llega. Pasas la autovía varias veces y ves carteles para coches donde indica centro ciudad... y Lugo no llega. Y así sucesivamente.
Por tanto, para poder hacer esta etapa bien, es necesario pararse a comer al mediodía en el camino. Y llegar a Lugo después de comer, así no hay tanta obsesión en comer.
¿El problema? No hay donde comprar comida ni casi donde pararse.

CONSEJO: Lleva en la mochila algo de comer.
Carmeli llevaba un bocadillo y yo ensalada de pasta precocinada. Es lo que hay, guste o no (odio la comida precocinada, yo soy de la vieja escuela y la comida casera). Nos paramos a comer en un lado del camino, bajo unos árboles, sentadas en unos troncos que estaban colocados a modo de "asientos".
No nos paramos mucho, porque a la sombra de los árboles hacía frío y decidimos seguir pasito a pasito y con tranquilidad.

La verdad es que lo hemos pasado bien durante esta etapa, pero parte del cansancio es debido a tantos días de camino. Los calcetines están gastados (yo llevo 6 pares en total y todos están igual), la suciedad está incrustada y rozan más que al principio, las zapatillas tienen "bolillas" por dentro que crean rozaduras y molestias, en fin... que roza todo y llegas un poco molesta. (Qué redundante estoy hoy, me falta vocabulario, supongo que es por estar de vacaciones).

Cuando llegamos al albergue sólo había 5 camas libres, hemos pillado una de milagro. Y es lo que más me ha molestado. Que nuestro grupo apenas había llegado y el albergue ya está lleno. Y es que aquí empieza mucha gente su andadura hacia Santiago, llegan tempranito en transporte público y le quitan la cama a los peregrinos que venimos de lejos cansados. Y eso no es justo.
La mayoría de nuestro grupo ha tenido que dormir en hostales porque no han habilitado polideportivos.

El albergue es muy serio. No tiene cocina, la zona común está abajo y las habitaciones arriba, y el ambiente es tal que no dan ganas ni de estar en el saloncito habilitado para la charla y el descanso.
Por lo tanto, por la tarde vamos a dar un paseo por Lugo, por la parte antigua, para conocer la catedral y algunas calles.
Allí vamos viendo a peregrinos conocidos, hablamos, nos ponemos al día sobre quién tiene cama y dónde, y quedamos a las 9 en la puerta del albergue para ver qué vamos a hacer mañana, porque hay varias opciones.

Ha sido un largo día. Buenas noches.

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